¿Quién es Lionel Messi para llevarse tanto en tan poco tiempo? Por segunda vez consecutiva se apoderó del Balón de Oro de la FIFA con el voto de los que saben de verdad. De los que están adentro del negocio como los técnicos y capitanes de selecciones. Talento, respeto, perfil bajo y por sobre todas las cosas inteligencia para jugar y para vivir es parte de lo que carga en su mochila.
¿Quién es Messi para “robarle” a España la ilusión de tener un Balón de Oro en el año de su primera consagración mundial? Si estaba Andrés Iniesta, un cerebro mágico para jugar al fútbol y nada menos que el autor del gol de la victoria española en la final ante Holanda. Y Xavi, con tantas luces como él, pero probablemente con menos prensa.
Quizás la pregunta deba ampliarse, ser más abarcativa. ¿Quién es el Barcelona para parir tanto fútbol e instalar a tres de sus jugadores en la terna de los más grandes del planeta? Por allí debe pasar la clave. Esa irreverencia por invertir en el juego parece ser muy buen negocio. Y, además, que muy cerca de ellos aparezca Pep Guardiola, el que se ocupa de que la orquesta esté casi siempre afinada, aunque no se lleve ningún premio, le da más brillo a la gala de la FIFA.
Tal vez nadie le robó nada a nadie. No importó que Messi no pudiese inflar con sus goles las redes sudafricanas como lo hizo durante todo el año en el Barcelona para quedar arriba en la elección. En estas historias donde prevalece el buen gusto para tratar la pelota todo se comparte. Y quizás mañana resulte que el premio no se lo llevó Messi. Que fue de los tres, por una razón muy simple: por esa inclaudicable decisión de honrar al fútbol.
¿Quién es Messi para “robarle” a España la ilusión de tener un Balón de Oro en el año de su primera consagración mundial? Si estaba Andrés Iniesta, un cerebro mágico para jugar al fútbol y nada menos que el autor del gol de la victoria española en la final ante Holanda. Y Xavi, con tantas luces como él, pero probablemente con menos prensa.
Quizás la pregunta deba ampliarse, ser más abarcativa. ¿Quién es el Barcelona para parir tanto fútbol e instalar a tres de sus jugadores en la terna de los más grandes del planeta? Por allí debe pasar la clave. Esa irreverencia por invertir en el juego parece ser muy buen negocio. Y, además, que muy cerca de ellos aparezca Pep Guardiola, el que se ocupa de que la orquesta esté casi siempre afinada, aunque no se lleve ningún premio, le da más brillo a la gala de la FIFA.
Tal vez nadie le robó nada a nadie. No importó que Messi no pudiese inflar con sus goles las redes sudafricanas como lo hizo durante todo el año en el Barcelona para quedar arriba en la elección. En estas historias donde prevalece el buen gusto para tratar la pelota todo se comparte. Y quizás mañana resulte que el premio no se lo llevó Messi. Que fue de los tres, por una razón muy simple: por esa inclaudicable decisión de honrar al fútbol.
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